lunes, 9 de junio de 2008

LOST: BENJAMIN LINUS, EL MANIPULADOR


No he visto hombre más manipulador que este. Ya nos dijo que "siempre tenía un plan" y así lo ha demostrado desde que apareció por primera vez con la identidad de Henry Gale. Todos llegamos a creernos que no era uno de Los Otros, supo actuar de manera grandiosa ante los Losties. Y cuando lo volvimos a ver tras su escapada del bunker y revelaron que él era el líder de Los Otros nos dejó con la boca abierta.
Nos demostró que era un perfecto líder, tenía a toda su tribu engañada, la cual deseaba desde hacía mucho tiempo un cambio...y al final lo consiguieron. Pero Ben jugó con todo habitante de la isla. Es un Hombre poderoso, muy listo y sin escrúpulos.
Como todo personaje de Lost ha tenido una vida traumática. Su madre murió al nacer él y su padre siempre le culpó de sus muerte. Lo introdujo en la Iniciativa Dharma pero él sabía que aquello no tenía sentido hasta que se unió a los Hostiles que ya habitaban la isla y allí encontró su camino.
Se nos ha hecho saber que es un hombre con mucho dinero y poder fuera de la isla y que mantiene una guerra fría contra Charles Widmore, ambos luchando por la misteriosa isla. Son 2 hombres que llegarían a matar al que esté a su alrededor para quedarse con lo que les pertenece...y así lo han demostrado.

Frío , calculador, siempre con un as en la manga. Maneja a su antojo a cualquiera y siempre consigue lo que quiere o lo que le obsesiona. Ansioso estoy por ver como continúa su lucha tanto dentro como fuera de la isla. Ha sido el mejor fichaje de la serie y no me la podría imaginar sin él presente. ¡Cuantos grandes momentos nos quedan por disfrutar del Sr. Linus....!
Ben Linus está interpretado por el grandioso actor Michael Emerson de 53 años.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ben roba todos los protagonicos en la serie televisiva mas importante de la decada, es el eje de todo y logra manipular su entorno incluso desde una celda y torturado.
Increiblemente existen genios malignos de este tipo en la realidad, oscuros deseos dirigidos desde carceles o desde el centro del poder político.